Es tremendo lo que podemos ver en una playa.

En un día de verano, que haya calor, observa como nos comportamos en el mar, en la arena.

¿Que relación tenemos en este espacio, que hay aquí en este lugar?

Siento que hay como una obligación, un plan definido, algo ya hecho, una perfecta planificación de como será nuestra vida en ese lugar.

El color de piel que debo lograr, los helados que debo comer, las idas al agua únicamente para refrescarme o simplemente para mantener un bronceado, observar a los gordos, a los flacos, los ridículos, los ignorantes, los inteligentes, los feos, los guapos, los bellos cuerpos, la celulita que creo no tener …

No paro de planificar mi playa. Es un trabajo más, tengo otro empleo.

Vengo de vacaciones pero sigo trabajando, sigo planificando todo con el máximo detalle. Es un estrés, una carga.

Un día, alguien llego a mi vida para enseñarme a vivirlo. En realidad no me ha dado ningún curso, ni era un guro, ni había escrito algun libro, ni ido a programas de televisión o salido en revistas de moda.

Apenas la observe en esa playa, totalmente integrada con el todo, en un silencio ensordecedor, en una total complicidad con la olas, el océano, con la arena, los pájaros, el sol, la gente. Nadando y sintiendo al agua inundando su piel, rozando los dedos de los pies en la arena. Su mirada era única, sus ojos brillaban más que el sol, su sonrisa contagiaba a cada ser humano que pasaba cercano.

Fue tan sublime que ese día perdura para siempre en mis recuerdos. Era tal la ignorancia que surgía, que apenas había Amor en esa mirada. Era como un niño que por primera ve el mar.

Fue tan hermoso, que una ves más aprendí a Amar de algo tan simple.

 

×

Hello!

Click one of our contacts below to chat on WhatsApp

× ¿En qué te puedo servir hoy?