Hay un afán de huir de las relaciones que nos crean conflictos o que nos hacen sentimos incómodos, o que no nos aceptan tan como somos.

Queremos que alguien sienta como yo siento, o simplemente que siga pensando como pensaba cuando nos conocimos. Es exactamente lo mismo, en ese intento de cambiar o de mantener lo que yo siento que es lo mejor.

Aquí se genera incluso un acto de manipulación, únicamente porque hay una búsqueda de complementarme con alguien más.

No hablamos solamente de una pareja, pero de los hijos, de los padres, de los familiares cercanos, de la jefa, de los amigos, incluso del guro espiritual.

Como que sino fuera ya aceptado el mismo conflicto que yo genero para mantener algo tal como yo quiero. Como que se quisiera acomodar todo para vivir apenas la parte más alegre, más feliz, más divertida y la otra parte simplemente la rechazo.

Cuando me veo en una relación en que hay un conflicto de intereses, entonces siempre hay un movimiento mental en la búsqueda de otras relaciones que son más perfectas, onde hay una química única, donde nunca surge nada que me haga sentir incomodo.

Ahí detecto la perfección, ahí surge un deseo de acércame a esa relación perfecta, a repetir con esa persona eses momentos de no conflicto, en que todo parece agradable, en que siempre estamos de acuerdo, en que cada sonrisa surge al mismo tiempo, en que cada palabra parece que es sincronizada con el otro.

No nos damos cuenta que es una profunda búsqueda de algo que creo que no lo tengo, de algo que no lo reconozco en mi y el otro tiene.

Pero cuando finalmente lo conquisto, eso que es perfecto, lo tengo que mantener tal como esta.

Y surge la lucha, el esfuerzo para que no cambie eso que tanto me ha enamorado que tanto me ha atraído y ahora no puedo perder.

Yo mismo cambio mi forma de actuar mi forma de sentir, apenas para que eso se mantenga, que no se vaya, que no cambie esa sonrisa porque yo siento que ya he alcanzado la felicidad a través de quien está enfrente a mi.

Y cuando eso desaparece, siento que volví a perder lo que buscaba y ahora trato de cambiarlo para volver al inicio, para sentir de nuevo en armonía conmigo mismo.

Y es apenas mi sueño sobre lo que el otro tiene que ser para mi, para yo sentirme completo. Que absurdo, que egoísta, que dolor provoca esto, además le he llamado a esto romanticismo. Y no me permito apenas ver y reconocer que lo realmente está en frente es la verdad absoluta abandonando mi idea mental que he diseñado como la única y perfecta posible. Pura manipulación.

Me ha dado cuenta que esto es como una rueda, la rueda del samsara, que no para de girar y vuelve otra ves al mismo punto. Y seguramente ambos hacemos lo mismo, una imagen de quien creemos que somos apenas para llevarnos a una «felicidad» y de regreso a la unidad con uno mismo.

Y fue ahí que todo se ha abierto, que todo ha surgido para aprender a Amarme tal como soy ahora, como surge ahora, como vivo en este momento único e inseparable de todo lo que es ya la vida.

 

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